
No es incoherente remitirse al griego para dar nombre a la experiencia, puesto que como señalan Carl A. P. Ruck (historiador clásico), Gordon Wasson (etnomicólogo descubridor de las prácticas con hongos en la sierra Mazateca) y Albert Hoffman (químico sintetizador del LSD), los llamados "misterios de Eleusis" podrían haberse tratado de experiencias psicodélicas inducidas por el hongo claviceps purpurea. Hoy en día está bastante aceptado el uso de la poción griega "Kykeon" edulcorada con psicodélicos, no solo en el templo de Eleusis, sino durante los primeros 300 años de tradición cristiana hasta que la poción fue sustituida por el placebo del vino y la hostia. La que sí está clara es la práctica milenaria en México con el cactus peyote y con las setas del género psilocibe, y en la Amazonía con la Ayahuasca, además de en Siberia con Amanita Muscaria, misma seta que probablemente sirvió de inspiración a Lewis Carroll para escribir "Alicia en el país de las maravillas", el origen perdido de las tradiciones nórdicas sobre enanitos y hadas, nuestro pasado como europeos...
De momento analizaremos brevemente y de modo meramente divulgaotorio las plantas más importantes y posteriormente se intentará describir de algún modo sus efectos. Dada su increible variedad, se tratará de estudiar únicamente las más comunes para despues converger sobre unos caracteres comunes a los efectos de las mismas:
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Sustancias:
- Setas del género psilocibe: el responsable químico principal de los efectos que estas setas desencadenan es una molécula llamada psilocibina (que es una triptamina). Dicho compuesto es transformado por nuestro organismo automáticamente en psilocina, que actúa como un neurotransmisor cerebral, como la serotonina o la dopamina. El mero hecho de que en el reino

- LSD: se trata de un acrónimo de "dietilamida de ácido lisérgico" (en alemán). Fue sintetizada por el químico Albert Hoffmann a partir del ergot u "cornezuelo del centeno", que es un hongo. Se trata de una triptamina, al igual que la psilocibina, así que su caracter es parecido, aunque mucho más fuerte y de mayor duración que ésta. Su uso se puso de moda en los años 60 entre la generación hippie y fue prohibido por la Administración americana como modo de acabar con esta generación. La lucha contra la psicodelia se ha centrado frecuentemente en la lucha contra el LSD porque es una sustancia muy fácil y barata de fabricar, y se puede distribuir masivamente, dado lo minúsculo de su dosis.
- Cactus que contienen mescalina: sólo hay dos: el peyote (lophophora williamsii), y el san pedro

- Plantas que contienen DMT: las plantas con contenido de DMT son una multitud (Mimosa Hostilis, Psychotria Viridis, Diplopterys cabrerena...) . En realidad incluso el ser humano lo contiene y fabrica, y esta es una de las razones de la eficacia de la meditación, ya que al parecer cuando el cerebro pasa a emitir ondas alfa, incrementa la producción de DMT natural, lo que facilita alcanzar estados alterados de conciencia. Para su consumo oral es necesario ingerir antes o mientras tanto un inhibidor de la MAO, porque de otra forma el DMT es destruido por unas enzimas de nuestro estómago. La mezcla de plantas necesaria para que funcione se llama Ayahuasca o yajé. El DMT también es consumible fumando su extracto, y esta es, conforme a McKenna, la sustancia que produce una experiencia más alejada de la realidad consensual de todas las anteriormente citadas, además de una de las más cortas.
- Además de todas las anteriores, hay muchas otras como la poderosísima Salvia divinorum (que por algún tipo de despiste del legislador siguió siendo legal hasta 2003), la Amanita Muscaria (de menor uso por la facilidad con que se confunde con especies mortales de amanitas y lo divergente de sus efectos), la Argyrea Nervosa y la Ipomea Violacea (que contienen LSA y fueron un sustituto para los hippies tras la prohibición del LSD) y un sinfín más, menos conocidas.
La prohibición desde los años 60 de casi todas estas plantas provino de EE.UU y de la DEA ("Drug Enforcement Act"). Era en dicho país donde la cultura underground aspiraba a amenazar el sistema con más posibilidades de éxito, y el conocimiento que estas sustancias proporcionaban resultaba subversivo y peligroso, especialmente porque reducía los ánimos belicistas de un país que estaba en plena guerra de Vietnam. De todas formas, la oposición masiva a dicha guerra por la generación hippie fue tan solo la punta del iceberg del enfrentamiento ideológico de aquella época. El gobierno atacó con todos sus medios a los díscolos que pretendían amor, individualidad, creatividad, libertad, desarrollo libre de la mente y del espíritu (y también a sus "locos seguidores"). Y entre estos métodos, figuraba la destrucción de sus elementos

En el caso de las plantas psicodélicas, no ha sido posible alegar ninguna razón lógica para su prohibición, puesto que ni son adictivas, ni pueden causar la muerte, ni propician comportamientos violentos sino más bien todo lo contrario. Tim Leary ya llamaba la atención sobre el hecho de que "el LSD es una sustancia que produce comportamientos psicóticos en las personas que no lo toman". El único motivo alegado por los prohibicionistas es que pueden causar la locura. Efectivamente, pueden desencadenar la locura si se entiende por locura un comportamiento distinto del cultural dominante, o con ínfimas posibilidades desencadenar una tendencia psicótica preexistente en el individuo. Pero hay infinitos ejemplos de causas que tambien pueden desencadenar transtornos y que no se persiguen tanto: explotación laboral, despidos, divorcios o matrimonios, discriminación en la escuela, ver demasiada televisión, hacerse friki de algo...
En todo caso, lo que más locura causaba en los 60, más destrucción de la psique, más suicidios, más asesinatos, era precisamente... ¡la guerra de Vietnam! Se puede plantear por tanto una interesante dicotomía: si la guerra propicia comportamientos violentos, muerte, destrucción y locura, y las plantas psicodélicas propician locura y al mismo tiempo un terrible deseo de paz y amor, ¿cuál de las dos prohibimos? La solución por la que se optó fue clara: prohibimos las drogas, puesto que la guerra es buena porque aumenta la demanda de armas, petróleo y fármacos y así levanta al país y de paso hace ricas a las mismas corporaciones que financiaron las dos campañas electorales de Mr. Bush. Tales corporaciones son Dios en la tierra, puesto que dan a cada cual lo que más le falta: al soldado en guerra le dan armas para herir, al herido le dan fármacos para curarse y a los dos petróleo para que corran por la selva o el desierto huyendo o persiguiéndose según les toque. En cambio, si se quedaran en casa abrazándose en medio de un viaje con mescalina ni consumirían petróleo, ni fármacos "legales" ni armas. Por tanto el sistema de crecimiento a toda costa exige que se mantenga a la gente en movimiento, enferma y de ser posible peleando.
Y hasta aquí la parte materialista de mi exposición.
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La experiencia psicodélica se acerca en la práctica a aquello que en la teoría se ha comenzado a esbozar al principio de este blog. De hecho se acerca especialmente a las teorías de David Bohm sobre el orden implicado y de Rupert Sheldrake sobre los campos morfogenéticos y a otras teorías físicas modernas, como señaló Alan Watts. También se acerca a la filosofía tradicional hinduista y budista, así como a la mesoamericana, que trataremos próximamente. De ahí que la psicodelia se trate en bloque con todo lo demás, porque es el mismo tipo de trascendentalismo.

Estos estados alterados de conciencia o, mejor, como decía Castaneda: "estados de conciencia no ordinaria", distan mucho de ser simples alucinaciones subjetivas. El nuevo "lugar" en el que se está no es muy diferente para los participantes, siempre que se hallen en un mismo estadio perceptual. Si un color nuevo aparece en el ambiente, es habitual que todos lo perciban, al menos con ciertas sustancias. La realidad a la que se accede es "objetiva" en el sentido de que existe independientemente del hecho de que se haya ingerido o no una de las sustancias anteriormente mencionadas; por lo menos tan objetiva como la "consensual" (si es que la consensual lo es). Lo que ha cambiado es el funcionamiento del propio cerebro: la percepción.
Aldous Huxley (El autor de "Un mundo felíz") se remitía al romántico Blake cuando escribió "las Puertas de la Percepción" en 1954 sobre sus experiencias con Mescalina. William Blake había escrito un siglo atrás: "Si las puertas de la percepción fueran abiertas el hombre percibiría todas las cosas tal como son". En honor a este libro, a este poema y a lo que quiere decir, surgió el grupo de rock psicodélico "The Doors". Ver las cosas tal como son no es otra cosa que el "conocimiento silencioso" de Carlos Castaneda y la "libertad total" de Krishnamurti, de los que se hablará posteriormente, conocimiento y libertad accesibles en todo caso sin necesidad del uso de estas plantas, que en realidad solo actúan como catalizadores perceptivos del "más allá".


